La poeta uruguaya Ida Vitale.
La poeta uruguaya Ida Vitale.
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EFE

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El día que la Premio Cervantes disfrutó de un pueblo de 200 habitantes

La poeta uruguaya Ida Vitale disfrutó este sábado de un Paseo literario en Juzbado.

Tres días después de vivir el boato de un galardón como el Premio Cervantes, la poeta uruguaya Ida Vitale disfrutó este sábado de un Paseo literario en Juzbado (oeste de España), un pueblo de 200 habitantes, y se metió en el papel de una vecina más.

En una jornada cultural durante una brillante tarde de sol, la Premio Cervantes llegó repleta de vitalidad y comenzó a hablar con los vecinos de Juzbado, un municipio acostumbrado a los paseos literarios en los que han participado en años anteriores Antonio Gamoneda, Pablo García Baena, Antonio Colinas y otros muchos poetas.

La poeta uruguaya, miembro de la generación del 45 y representante de la poesía esencialista, se mostró transparente en cada paso que dio por las calles típicas de un pueblo de la "España profunda", como lo definió su alcalde, Fernando Rubio, "y a mucha honra", continuó.

Ida Vitale, de 95 años, menuda, vestida con un pantalón y una chaqueta negra, dio las gracias repetidas veces por ser "recibida de esta manera" y durante todo el trayecto insistió en que estaba "maravillada" y en que sentía "envidia por vivir acá".

"Es la primera vez que me he metido en España, en la que he podido salir de las capitales. Y estoy totalmente embelesada por esta maravilla, en un lugar en el que no solo he descubierto el sol, después de días de ver el cielo gris en Madrid", agregó.

Vitale derrochó simpatía, alegría, vigor, vitalidad, serenidad, habló con todo el que se le cruzaba, con vecinos de Juzbado, con poetas, con profesores, con niños, con abuelos, con padres...

Agarrada del brazo del alcalde y de la directora general de Políticas Culturales de la Junta de Castilla y León (gobierno regional), Mar Sancho, y secundada por el poeta Antonio Colinas, la Premio Cervantes llegó debajo de la espadaña de la Iglesia para leer uno de sus poemas, 'Misterios'.

Tras recitarlo dijo, repleta de humor: "el misterio es que yo esté aquí y que esto esté en la pared", en referencia a la placa con su poema.

Paso a paso, acompañada por centenares de personas, Vitale continuó por el paseo literario, hasta llegar a un lugar desde el que se vislumbran peñas de granito y la vega del río Tormes, donde leyó 'Fortuna' y aprovechó para explicar ese poema.

"En el poema hablo de las cabras y me refiero a esas mujeres de algunos países que tras negociar la boda entre los padres van acompañadas de cabras. O de países donde se les corta algo para que no hagan más cosas (refiriéndose así a la ablación)", añadió.

Ida Vitale se paró a hablar con una vecina que le mostró su "orgullo por tenerla aquí" y ella le respondió: "puedo hacer miles de cosas, pero no puedo perderme estar aquí, en Juzbado".

A menos de cien metros de la calle del Castillo, ante más rocas de granito y con unas vistas con profundidad, la poeta uruguaya, que presumió de "cumplir en breve 96 años", leyó un último poema escrito en una placa, 'Reunión', y explicó que ha sido en este municipio donde ha sentido "el maravilloso silencio, el silencio".

El poeta Antonio Colinas mostró a Efe su "gran alegría" por un acto como este, que es la clara demostración de que "poesía y vida son la misma cosa" y reconoció la "humildad y cercanía" de Ida Vitale para estar en Juzbado.

EFE

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